sábado, 9 de mayo de 2009

no me gusta el sabor a salado

Una noche de mayo cualquiera,en la que la tenue luz de mi lamparita permite ver entre sombras el reflejo de mi mejilla sollozar, pienso y hago recuento de cuantos estamos en estas cuatro paredes complices de mi rutina y cárcel de este cuerpo,un cuerpo que encierra una esencia y su alma propietaria como decia el gran Platón,yo, el reflejo que se supone mio en el cristal de la fria ventana, la musica de fondo que permite crear un ambiente sombrio, una atmosfera de soledad y melancolia, creada como si del gran maestro Tim Burton se tratase que no esta inscrita en mi base de datos y el timido sonido de mis calientes dedos al teclear.
Definir con retórica y coherentes palabras lo que sentimos es dificil,mas cuando no se sabe como empezar y aun sabiendo que no escribes en vano, sino que el unico protagonista de este cuento, eres tú; se suele decir que lo que decimos o hacemos y ya no hablar de si se escribe, es mas fluido en momentos como estos, en los que buscas tu lugar, una señal que te diga;tú puedes o una sonrisa de alguien que te quiere y lo daria todo por ti...ya estoy cansado, y no por que sean las 3:45 am sino
cansado de buscar sin encontrar, cansado de ir mendigando cariño, interés, cansado de juicios de valor infundados por viles presentimientos y primeras impresiones,de estar predestinado a sumirme en un canon de vida equivocado o una imagen frivola que no me pertenece.
La musica lo dice, ¿lo ois? yo sí, entre lineas me quiere decir algo como: un sentido: el gusto, una sensacion:satisfaccion, un sentimiento: amor, una persona: tú, una parte del cuerpo: los ojos.
en una noche como hoy me trago las palabras, pero aun asi las escriben mis dedos a su aire, y yo, les dejo, creo que dicen mas que esta cabeza pensante que tanto me hace reflexionar, y callar,¿como sentirse solo estando tan acompañado?, todos necesitamos cariño, ¿por qué no amor?, aunque yo siempre lo reibindique, estoy cansado de decir que no creo en el amor,soy un principe que busca su final feliz, comer perdices a estas alturas está pasado, vivimos en el siglo veintiuno, me conformo con llenar una caja de ilusiones y de historias, y no de cuentos de disney si no de nuestras historias.
me trago mis palabras y siento decirte llegados a este punto, que no me gusta el sabor a soledad salada y sí el de romances pastelosos.


the wolf